El Ártico, ¿campo de batalla por los recursos?
Se estima que el Ártico podría contener un cuarto de las reservas mundiales aún no descubiertas de petróleo y gas. ¿Se convertirá por ello la región en el nuevo campo de batalla en la lucha por el control de los recursos? ¿O habrá cooperación en la región polar?
Esas son dos vitales preguntas que políticos y expertos discutirán por dos días a partir de este miércoles en el Foro Internacional sobre el Ártico, organizado por el gobierno de Rusia en Moscú.
El cambio climático ha generado una dramática disminución de la capa de hielo polar en los últimos años. Y ello ha permitido un mejor acceso a la región.
De todos los países que limitan con el Ártico, Rusia es el que más fuerza está haciendo para dominar lo que considera su patrio trasero.
Pero las otras naciones con costas en el océano Ártico -Canadá, Estados Unidos, Noruega y Dinamarca- también quieren dar batalla.
"Gran potencial"
El cambio climático ha reducido la capa de hielo en el Ártico.
Por lo pronto, el gobierno ruso ya está construyendo una planta nuclear flotante para utilizar en el Ártico. Esperan que sean un total de ocho y que estén operativas en el 2012.
Sergey Zavyalov, director adjunto de la Agencia de Energía Nuclear de Rusia, le dijo a la BBC que cada estación puede proveer de energía y calefacción a una comunidad de 45.000 personas.
Y estarán ubicadas en estratégicas ubicaciones a lo largo de la costa norte del país, para garantizar que el país esté por delante en la carrera por los recursos, explicó el corresponsal de la BBC en Moscú, Richard Galpin.
"Estas plantas de energía flotantes tienen un gran potencial, haciendo posible explorar la capa de hielo del Ártico y establecer plataformas de perforación para extraer petróleo y gas. Trabajar en el Ártico es muy complicado y peligroso, y debemos asegurarnos que exista un suministro de energía fiable", argumentó Zavyalov.
EL ÁRTICO
- El Ártico se compone de territorios gobernados por ocho países: Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Islandia, Finlandia, Noruega, Rusia y Suecia.
- Las naciones costeras tienen derechos sobre los recursos hasta 200 millas náuticas (370 kilómetros) desde sus costas.
- Algunos países tienen el derecho a ampliar ese reclamo hasta 350 millas náuticas por la extensión de sus masas territoriales.
Cuando el funcionario habla de explorar el Ártico se refiere al ambicioso plan de Rusia de extender, en más de un millón de kilómetros cuadrados, el territorio que está actualmente bajo su control.
Vladimir Kotlyakov, presidente honorario de la Sociedad Geográfica Rusa, indica que el reclamo de su país se probará científicamente, a pesar de las reivindicaciones de los Estados vecinos.
"La reivindicación es sencilla y basada en el derecho marítimo. Rusia no quiere un conflicto con otros países que rodean el Ártico. Pero naturalmente nadie quiere renunciar a su territorio. Así que haremos un gran esfuerzo para aferrarnos al territorio que creemos pertenece a Rusia", señaló Kotlyakov.
Artur Chilingarov, quien tres años atrás plantó una bandera rusa en el lecho marino bajo el Polo Norte, liderará una expedición el mes próximo para lanzar una estación de investigación en la zona.
Movimiento en el norte
Canadá y Estados Unidos también están actuando. Este verano, cada país envió una misión al mar de Beaufort -entre Alaska y el territorio canadiense de Yukón- para determinar la extensión de sus plataformas continentales.
Y es que si se extienden los límites, aumenta el área sobre el cual se pueden reclamar derechos sobre los recursos.
Canadá, en particular, siente que debe afirmar su soberanía sobre lo que considera su participación en el Ártico, por lo que en los últimos tiempos ha reforzado su presencia militar en la región, explicó Paul Reynolds, corresponsal de la BBC.
Desarrollo sostenible
En 2007, Rusia plantó su bandera a 4km de profundidad en el Ártico.
Rusia también está dando pelea en otro frente. El mes pasado, un petrolero, escoltado por un rompehielos nuclear, realizó una histórica travesía por el pasaje que conecta los océanos Pacífico y Atlántico.
Tanto hielo ártico se derrite en verano, debido al cambio climático, que es posible que buques de gran tamaño hagan el recorrido por la ruta del Mar del Norte -también conocida como Paso del Noreste- en apenas diez días.
Esta ruta es mucho más rápida que la tradicional vía entre Rusia y Asia, a través de Europa, el canal de Suez e India.
Es navegable durante seis meses al año y puede ser una importante vía de exportación del petróleo y el gas del Ártico para Asia.
Rusia ha visto históricamente al Ártico -dice Galpin- como una parte de su territorio. Y en diez años espera que la región se convierta en el máximo proveedor de sus más importantes exportaciones: gas y petróleo.
El foro, de acuerdo al sitio web de la organización, se centrará en cómo desarrollar políticas que permitan el desarrollo sostenible del Ártico. Y el control de los recursos estará rondando el encuentro.
La disputa también está en la Antártica
No sólo el Polo Norte y lo que se presume son sus enormes riquezas naturales son fuente de disputa. También la Antártica ha sido ambicionada al menos por siete naciones diferentes.
Argentina, Chile, Australia, Francia, Nueva Zelanda, Noruega y el Reino Unido han reclamado en algún momento de la historia derechos de soberanía sobre el continente. Eso hasta 1961, cuando "congelaron" sus pretensiones al suscribir el Tratado Antártico.
"La intención de establecer un estatuto internacional fue la de evitar que algunas de las potencias que buscaban su porción del continente blanco lo utilizaran, en plena Guerra Fría, para extraer recursos naturales", explicó la corresponsal de BBC Mundo en Buenos Aires, Valeria Perasso.
Y el Tratado, que sirvió para preservar la región para fines pacíficos y promover el libre intercambio de investigaciones científicas, expiró en 1991, cuando fue sustituido por el protocolo de Madrid.
Este deberá permanecer vigente hasta 2041 si lo permiten los siempre latentes reclamos territoriales.
Precisamente, estos días se celebra en Ecuador un encuentro de expertos internacionales para evaluar el impacto del cambio climático sobre el continente -que es la porción más fría del planeta- y para trazar estrategias de conservación y protección del medio ambiente helado.
Reclamo británico
Perasso recuerda que en 2009 Argentina y Chile rechazaron las pretensiones británicas de obtener derechos de explotación en un área de un millón de kilómetros cuadrados.
"El área se sobreponía con las porciones que los dos países sudamericanos se adjudican como propias, que es además potencialmente muy valiosa porque se cree que alberga depósitos de minerales, petróleo y gas", señaló la corresponsal de BBC Mundo.
A través de un grupo de legisladores de ambos países, Argentina y Chile denunciaron que el reclamo era improcedente en el marco del Tratado Antártico, del que Gran Bretaña había sido el primer país signatario, en 1959.
Londres había planteado su reclamo en octubre de 2007 ante Naciones Unidas. Pero luego el gobierno del entonces primer ministro Gordon Brown dio marcha atrás.
El Reino Unido decidió finalmente no reclamar el sector ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU (CLCS, por sus siglas en inglés), pero se reservó el derecho de hacerlo en el futuro.
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