miércoles, 11 de mayo de 2011

(AW) El cuerpo de delegados de la sucursal del Alto Avellaneda de Walmart, denunció el despido de la trabajadora Silvia Miranda ocurrido en el día de ayer. Según los compañeros este despido y otros están directamente ligados a los avances que viene dando el sindicato del personal jerárquico de comercio en la sindicalización del sector.

Frente Mercantil Germán Abdala.-CTA
empleadosdecomercio@cta.org.ar

10/05/2011.- A contramano de sus ventas y expansión, la empresa Walmart en Argentina está llevando adelante un silencioso pero efectivo ataque a libertad sindical de los trabajadores de nivel jerárquico. En el mejor de los casos por la vía de la renuncia inducida. En la mayoría con despidos sin causa. En otros al punto de desconocer ordenes de los jueces argentinos que en varios casos le han ordenado que reincorpore a los despedidos.

El cuerpo de delegados de la sucursal del Alto Avellaneda, que representa a los trabajadores convencionados, pero que viene denunciando los abusos y atropellos que padecen los trabajadores fuera de convenio, repudió el despido de la trabajadora Silvia Miranda ocurrido en el día de ayer.

Para Omar Díaz, delegado de la sucursal, el despido de la trabajadora y de otros colegas de Silvia ocurridos en los últimos días en otras sucursales está directamente ligado a los avances que viene dando el sindicato del personal jerárquico de comercio en la sindicalización del sector.

El cuerpo de delegados denunció que en la sucursal del Alto Avellaneda, para 2007, la plantilla de trabajadores de nivel medio, como jefes de sector y segundos jefes superaban las 40 personas, en la actualidad, y luego de la irrupción del gremio jerárquico y con los recientes fallos que ordenan a Walmart a reinstalar a dos delegados jerárquicos la multinacional redujo la plantilla en un 80%, y en algunos establecimiento eliminó directamente el cargo medio, nombrando gerentes sin jefes a quienes darle ordenes.

Silvia se desempeñaba como jefa de un área del hipermercado Walmart que la multinacional posee en el Alto Avellaneda. Fue una de las primeras personas que Walmart contrató a su llegada al país en 1995. Parte de su vida, su sacrificio personal y familiar que solo ella conoce quedarán para siempre en los pasillos y los depósitos de ese gigante sin respeto por nada ni por nadie como es Walmart.

En el día de ayer, luego de haber trabajado toda la jornada, luego de haber dejado todo en condiciones para que los clientes que hoy visiten Walmart encuentren los precios bajos y así puedan ahorrar y vivir mejor, con el cansancio en el cuerpo pero con la mente puesta en las tareas que quedaron pendientes, Silvia fue informada que Walmart ya no la necesitaría nunca más.

Silvia fue alcanzada por un agresivo plan que Walmart viene llevando adelante en todas las sucursales del mundo y que se está expandiendo en nuestro país y que apunta a reducir de 300 trabajadores a no más de 120 contratados directamente por Walmart, el resto a través de testaferros como Manpower y Sesa Select.

Silvia es una más del 80% de los trabajadores del sector privado que no tienen representación gremial en el lugar de trabajo, por lo que hoy no tendrá un sindicato, ni delegados que puedan gritar por ella la injusticia que sufren cada día los miles de trabajadores empleados en los supermercados.

Algunos colegas suyos lo intentaron en otras sucursales y fueron despedidos, es el caso de Antonio Miguel Juncos, despedido en mayo de 2010 luego de informar a la empresa su condición de delegado del personal jerárquico, sin embargo el 17 de marzo pasado el Tribunal Nacional del Trabajo Nº 70 ordenó a la empresa Walmart Argentina reincorporarlo a sus tareas, imponiendo una multa de $100 (cien pesos diarios) en caso de que la empresa no cumpliera la orden judicial.
El trabajador se hizo presente en su lugar de trabajo de la Av. De Los Constituyentes al 6000, acompañado del Oficial de Justicia y la comisión directiva del Sindicato del Personal Jerárquico del Comercio, la empresa desconoció la orden judicial y prefirió pagar la ínfima multa impuesta.

Es el estado de debilidad que sufre este sector de la clase trabajadora del comercio en Argentina. Esa debilidad que se reproduce en miles de casos como el de Silvia.

Silvia era fácil de identificar entre los empleados de la tienda, es de esas personas que mastican su tristeza y suspiran sonrisas. Ella trabajaba los domingos sin cobrar lo que establece la ley que Walmart dice respetar ‘siempre'. Durante años no vio el sol del día porque esa es la fórmula para crecer en Walmart, no cobraba horas extras ni tampoco las reclamaba, como muchos ella tampoco quería ser sindicada como ‘conflictiva'.

En su credencial junto a su nombre resaltaban media docena de pines verdes, por falta de espacio los rojos colgaban de su chaleco, y ya no tenía lugar para los azules. En Walmart los pines verdes se consiguen cuando se ha hecho 16 acciones destacadas en beneficio de la compañía, junto al souvenir se entregan una suma de dinero.

Aunque Silvia cargaba con ellos más que cualquiera como prueba de su compromiso y excelencia en su trabajo, desde ayer dejó de serle útil a Walmart y fue descartada sin que mediara un gesto de respeto a sus más de 15 años en Walmart.

Se puede decir sin ironía alguna, que era la ‘asociada' ejemplar para esos valores que Walmart pregona en los carteles colgados en sus paredes. Hasta ayer que fue informada que esta mañana mientras escribo estas palabras recibirá un telegrama de despido.

Por su capacidad y conocimiento no me caben dudas que volverá a insertarse en el mundo del laboral con la brevedad que sabrá superar este momento. Es solo el final de una etapa en su vida, porque como muchos trabajadores de Walmart, Silvia le entregó su vida a ese trabajo.

Quisiera que estas palabras lleguen a esa compañera para que sepa que hay vida y mucha, después de Walmart.

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