Las élites de los grandes poderes económicos, sus medios de comunicación masivos y su clase política tradicional son los grandes perdedores tras los resultados electorales en Perú.
El 30% del electorado que puso a Ollanta Humala y Gana Perú como el más votado hacia la segunda vuelta, 7 puntos arriba de su contendora Keiko Fujimori, han votado claramente en abierta desobediencia al monologo de los medios masivos de comunicación, los expertos economistas y los representantes políticos del Perú oficial, el del poder económico y el del conjunto de las opciones de derecha, todos los cuales satanizaron sistemáticamente y al unísono al candidato más votado. Los de abajo desobedecen y los de arriba no logran mandar del todo.
Ahora, se abre un escenario complicado. Para colmo de males de la derecha, la contendora de Ollanta en segunda vuelta es, sin ninguna duda, la que menos hubiera querido. Se trata de la heredera y símbolo de la dictadura de Fujimori, altamente desprestigiada en amplios sectores incluso de derecha que siendo coincidentemente neoliberales, han sido sin embargo sus acérrimos enemigos en defensa de la democracia, pisoteada por el autoritarismo y corrupción de los Fujimori en la década de los noventa. Está por verse hasta donde la derecha hará del neoliberalismo un valor superior al de la democracia y cerrará filas tras Keiko Fujimori, pero está claro que existen dificultades para ello, como lo había anticipado el premio Nobel de literatura Mario vargas Llosa, fanático ultra neoliberal, al señalar que elegir entre ambos, Keiko y Ollanta, “era como elegir entre el cáncer y el sida”.
Ciertamente, hay sectores que no tienen estos escrúpulos y problemas, Solidaridad Nacional, cuyo candidato presidencial, un ex alcalde de derecha acusado de corrupción, obtuvo el 9% de las preferencias, ya avisó de su apoyo a Fujimori, al igual que la cúpula ultra neoliberal del APRA, un partido otrora popular y revolucionario, hoy castigado con la votación más baja de su historia, cercana al 6%. Es altamente probable que el sector ultra neoliberal y racista de Pedro Pablo Kuczinsky (PPK), tercero con un 18%, se alinee de igual manera muy pronto. Y lo mismo está ocurriendo con los medios masivos de comunicación que ya ayer presentaban “biografías” de Ollanta y Keiko notoriamente sesgadas a satanizar al primero y blanquear a la segunda.
Con todo, existe la posibilidad de que al menos un sector de Alejandro Toledo, una propuesta neoliberal con “rostro social”, que obtuvo cerca del 14%, apoye públicamente a Ollanta, sobre todo, porque han sido enemigos declarados del Fujimorismo cuando la dictadura. Seguramente, la tentación de estos y otros sectores de derecha moderada por apoyar a Ollanta a cambio de amarrarlo a concesiones que desperfilen el programa anti neoliberal, de redistribución de la riqueza, soberano, de profundización democrática y de integración continental, es grande. Más aún si se recuerda que en la elección pasada, 2006, Ollanta subió de un idéntico 30% en primera vuelta a 47, 5% y casi ganó las elecciones, sin el apoyo de ningún otro sector, por el contrario, satanizado por todos. Del otro lado, Ollanta y gana Perú hacen sus propios cálculos y corren sus propios riesgos, pensando en no perder esta vez el gobierno en segunda vuelta, y tomando en cuenta que aunque es el más votado no logró por sí solo la masa crítica suficiente para hacerse con el triunfo en primera vuelta. Las candidaturas progresistas o de izquierda “alternativas”, no lograron entre todas (alrededor de cinco) ni el 0.5%, menos del 1%.
Adicionalmente, debe considerarse el alto riesgo de un país con instituciones sumamente débiles y una clase dominante sin valores democráticos profundos, donde la tentación del fraude electoral está siempre presente. Así pudo apreciarse ayer cuando la ONPE, el organismo electoral, entregó los primeros cómputos oficiales parciales que escandalosamente y contrariando todas las encuestas, ponían al candidato de ultra derecha PPK casi en empate técnico con Ollanta en el primer lugar con 24% y 26% respectivamente. El hecho de que el propio PPK, sabedor sin dudas de que dicho resultado era absolutamente insostenible al final, salió a celebrar ante sus partidarios el informe no podía ser sino el mensaje de que estaba dispuesto a participar de un “fraude en mesa” para que sea él y no Keiko quien dispute la segunda vuelta con Ollanta. Así ocurrió en la elección pasada de 2006, donde la propia candidata de la derecha, Lourdes Flores, estuvo dispuesta a ceder fraudulentamente su pase a segunda a vuelta a Alan García, que era mejor candidato que ella que estaba quemada como candidata de los ricos y seguramente haría ganar a Ollanta. En esta ocasión, la propia Keiko cerró las posibilidades de maniobra de esta opción al salir públicamente ante sus partidarios a comunicar “con mucha firmeza” que “ya estaba en segunda vuelta”.
Un escenario abierto en donde todo puede suceder y en el que se expresa un trasfondo estructural donde amplios sectores del país se muestran divididos, por un lado en acuerdo con el estado actual de cosas y por otro con un enorme descontento y aspiraciones de cambio.
Desde Lima, Ricardo Jimenez
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