(*) Por Jorge P. Colmán. Esto puede ser una ficción, pero quienes no creemos en las casualidades sabemos que las tapas de Perfil y La Nación tienen una sugerente coincidencia. Las elecciones de las dos primeras provincias, donde la oposición era ganador indiscutido unos meses antes, hizo prender todas las luces de alarma de la corporación mediática (principal soporte político de ambos espacios), no es extraño entonces que esta intente ser el ordenador y árbitro. El intento de que todo el arco opositor se una en un solo frente, parece ser la decisión. Ya no cuaja el proyecto de Héctor Magnetto de esperar un balotaje entre Cristina Fernández y el segundo, porque los números demuestran que la opción K podría ganar en primera vuelta y todo el esfuerzo de la corporación se iría a los caños. Tampoco pueden inventar candidatos nuevos, el único que les quedaba dentro del Peronismo Federal era Das Neves y se hundió en el fraude y hasta una posible derrota.
En el radicalismo, Sanz dejo sin posibilidades al radicalismo para legitimar una en internas partidarias. El principal perjudicado fue Ricardo Alfonsín, que ya no podrá contar con esta herramienta de cara a octubre. Tal vez Sanz sea parte de la operación política corporativa, y su renuncia una imposición necesaria del poder económico. Verdaderamente nadie creyó nunca en su carisma, sus dotes para la oratoria y el apasionamiento público para con su persona; siempre fue una pieza del poder económico dentro del centenario partido. En este caso Alfonsín tendrá que comerse un enorme sapo aceptando lo que la corporación dicte.
El PRO está en retroceso, los dos delfines de Macri son más bien mojarritas, que pueden ser devorados por cualquier pez de porte que se presente. La gestión no tiene nada que mostrar, o peor, las acusaciones por incapacidad han desgastado fuertemente al jefe PRO. La derrota del PRO en capital despejaría de obstáculos electorales y dejaría el campo orégano para que Cristina Fernández sea la próxima presidenta en el 2011. Los candidatos del Frente para la Victoria en capital están levantando en la apreciación pública y hasta tienen para elegir cuál sería el mejor.
Ahora el problema es cómo hacer para que la oposición se una, ya no para un apretón de manos en el Expoagro (Duhalde-Solanas-SRA-etc.) sino en una opción electoral donde todos quieren ser y las miserias afloran como la mugre en el Riachuelo. ¿Cómo reconciliar proyectos que, al menos en la apariencia, son distintos? La respuesta está en que todos son hijos y deudos de la corporación mediática, no tienen estructuras políticas legitimadas (en la calle o partidariamente) y su militancia esta desmoralizada/desmovilizada ante el avance del Kirchnerismo.
Cualquiera sea el análisis sobre las dos tapas de hoy, demuestra que, la corporación está a la defensiva y solo atina a una jugada desesperada para salvar lo que queda. El desgaste por el desgaste mismo no sirve, esto lo saben porque en Brasil esa estrategia fracasó y porque Clarín está perdiendo lectores en números significativos por llevar adelante esa línea editorial. Ignacio Lula Da Silva sufrió el embate constante y frontal de la Red O´Globo, pero Dilma Rouseff fue electa casi sin problemas. Clarín, en la tapa de hoy, insiste en tirarle munición gruesa al Secretario General de la CGT Hugo Moyano.
¿Se imaginan una fórmula presidencial Ricardo Alfonsín-Eduardo Duhalde, o la formula provincial Francisco De Narvaez-Margarita Stolbizer, o tal vez una fórmula en capital Rodriguez Larreta-Pino Solanas? El alquimismo murió hace muchos años, pero eso no quita que algunos sigan intentando mezclar plomo con bronce para que salga oro
(*) Profesor en Historia del Centro de Estudios Arturo Jauretche
Hola. Excelente nota. Creo que muchas de las alianzas para ganar elecciones son insólitas. A mí me parece muy mal que sigan sucediendo. Más de una vez, los anuncios de fórmulas me han hecho despegar del sillón de la risa... Saludos
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