martes, 15 de marzo de 2011

15 de marzo -El Día Internacional de los Derechos del Consumidor

El Día Mundial de los Derechos del Consumidor se celebró por primera vez el 15 de marzo de 1983, instituido por las Naciones Unidas en conmemoración del célebre discurso que el presidente John Kennedy dirigió en 1962 al Congreso de los Estados Unidos, reconociendo los derechos de los consumidores y la necesidad de una política estatal para garantizarlos:  "Ser consumidor, por definición nos incluye a todos. Somos el grupo económico más grande en el mercado, que afecta y es afectado por casi todas las decisiones económicas públicas y privadas... pero es el único grupo importante cuyos puntos de vista a menudo no son escuchados".
La Carta de Derechos sugerida entonces incluyó el derecho a la seguridad, a la información, a la elección entre una variedad de productos y servicios a precios competitivos y a ser escuchados por los gobiernos en la formulación de políticas de consumo. Luego se  agregaron varios derechos más: la reparación, la educación del consumidor, la satisfacción de las necesidades básicas y la preocupación por un medio ambiente saludable y sustentable. Las organizaciones de consumidores celebran el Día Mundial de los Derechos de los Consumidores centrándose en un tema específico de interés global,
En América Latina numerosos países ya cuentan con una ley de defensa del consumidor, mientras que parte de ellos los ha incorporado en sus constituciones. En la Argentina la Ley Nacional N°24.240 de Defensa del Consumidor fue aprobada en octubre de 1993 y reglamentada por decreto N° 1794/94 un año más tarde. Los derechos del consumidor fueron incluidos en la Constitución Nacional por la reforma del año 1994.
Es una ocasión más para rememorar los derechos de los usuarios frente a los abusos de algunas empresas . No  sólo hay que quejarse, sino que hay que aportar soluciones. El consumidor tiene derecho a conocer la composición de los productos, las características de los servicios, su calidad, su precio real y los riesgos que pueden representar.
Como en otros ámbitos, es significativa la diferencia en cómo se ejerce este derecho en diversas regiones del mundo.
Mientras en Europa, a partir de una demanda de los consumidores, se prohibió el uso de antibióticos y hormonas para el crecimiento en los animales a fin de evitar su presencia en los alimentos de consumo humano, no podemos decir lo mismo en otros países . Otro ejemplo: mientras en Europa los consumidores pueden ejercer su derecho a elegir entre productos que contienen transgénicos y los que no los contienen, porque están etiquetados, acá este derecho no existe porque no se ha impuesto el etiquetado obligatorio a los productos que contienen transgénicos o sus derivados.. 
Por otro lado, los daños a la salud de la población mundial provocados por sustancias químicas liberadas sin evaluar previamente sus impactos lleva a la necesidad de aplicar el Principio Precautorio, es decir, a la necesidad de evitar la introducción de nuevos productos, sustancias o compuestos que pudieran representar un daño a la salud o al medio ambiente en tanto no se demuestre que no tendrán un impacto negativo a corto, mediano o largo plazo.
Una larga lista de estudios consideran que la causa principal del  deterioro del organismo humano, con el desarrollo de enfermedades metabólicas y degenerativas en edades cada vez más tempranas, especialmente  la diabetes y otras enfermedades vinculadas al sobrepeso, la obesidad y los cambios en los hábitos alimenticios, es la exposición permanente y continua a una inmensa cantidad de sustancias químicas tóxicas. La mayor parte de esta exposición suele darse a través de los alimentos, que no ofrecen suficientes información acerca de sus contenidos. Asimismo, la contaminación ambiental llega a tal grado que se ha registrado en el cordón umbilical y en la leche materna la presencia de compuestos orgánicos persistentes, que pertenecen al grupo de los compuestos químicos más peligrosos por ser cancerígenos, provocar mutaciones genéticas y acumularse en la grasa del cuerpo. Esto significa que la exposición a los químicos tóxicos ya inicia desde antes de nacer
Otra de las mayores amenazas a la salud tiene que ver con el cambio de los hábitos alimenticios y el creciente consumo de comida procesada, de por sí desvitalizada,  con altos contenidos de azúcar, fructuosa, grasas saturadas, sal y muy diversos aditivos (algunos prohibidos en  varios países por sus riesgos). .
A pesar de ello, el consumidor no recibe información adecuada sobre los peligros que implica el hábito en el consumo de los productos llamados “alimentos chatarra”, no hay legislación que regule su venta, no hay campañas informativas y de educación, no hay presión sobre los fabricantes para que mejoren la calidad alimenticia de sus productos, no existe regulación sobre la publicidad, en especial, sobre la dirigida a niños. 
Si esto no ha sido notificado oportunamente a los consumidores es porque no se ha cumplido el derecho a la información, a lo cual se han opuesto los fuertes intereses económicos que han influido en los órganos reguladores y el poder legislativo, a través de poderosas agencias de relaciones públicas, para limitar la información que pueden obtener los consumidores, sabiendo que esto podría influir sobre el éxito económico de sus productos o servicios. Sin embargo, los ciudadanos consumimos en nuestros alimentos, sin saberlo, una inmensa cantidad de aditivos químicos, hormonas, residuos de antibióticos y agroquímicos de probados efectos dañinos. Por otro lado, al consumir ciertos productos o hacer uso de diversos servicios podemos afectar al medio ambiente, el agotamiento y contaminación (por las modalidades de producción y de consumo)de  recursos naturales ,a tal grado que la degradación ecológica provocada se convierta en una amenaza para nuestra salud y nuestra vida, así como para la de las generaciones futuras
El derecho a la vida y a la salud es el primero y más fundamental de todos los derechos humanos. Los proveedores de bienes y servicios están obligados a respetar y garantizar el derecho de los consumidores a la vida, la salud y la seguridad.
Es importante que  los usuarios, como los verdaderos protagonistas del control social,  contemos con formación y educación respecto de nuestros derechos, El derecho a la educación es fundamental frente a los miles de millones de pesos que son invertidos en anuncios publicitarios profundamente engañosos. El derecho a la información se ha convertido en una demanda central de la lucha de los consumidores en todo el mundo.
La labor de educación acerca de los derechos del consumidor y sobre los riesgos de ciertos hábitos de consumo debe ser también responsabilidad de las autoridades de educación y salud, como lo es ya en varias naciones . En el caso de los Ministerios de Educación debería ser obligatorio su compromiso de educar contra la obesidad infantil y de prohibir la venta de comida de baja o nula calidad nutricional en los centros educativos, además de alertar respecto a los impactos en la salud que provocan productos con alto grado de acidez y con gran contenido de sodio.
Derecho a la educación para el consumo: “sólo el efectivo conocimiento de los derechos hace posible la tutela de los demás”. Si no conocemos, si no estamos informados de la posibilidad de reclamar, de conocer las diferentes aristas de la publicidad, de pedir la información necesaria en cada caso, de controlar la calidad y demás condiciones de los productos y servicios, de nada sirven las normas que protegen al consumidor.
Este también es un día propicio para  sentar las bases  de una cultura del consumo responsable y  sostenible , por la  importancia que tienen nuestras decisiones de consumo sobre el entorno que nos rodea. Todos somos Consumidores, y  a partir de ello todos debemos  ,en la solidaridad y con responsabilidad, proteger los Derechos que nos garanticen un consumo responsable. Consumo responsable es el que se ejercita diariamente adquiriendo solo lo que se necesita. Cada vez que ponemos nuestro dinero para acceder a un bien o servicio, estamos votando por él. Tenemos que aprender a ver qué hay detrás de los productos  Es una educación constante a que se debe sujetar la persona cuando intenta mejorar su forma de vida y así defenderse de quienes con su actuar perjudican a la economía, la salud o al medio ambiente de nuestra sociedad.
El consumidor tiene el poder de apoyar alternativas de producción, servicios y comercio con mayor justicia social y cuidado ambiental. Del consumidor depende que se reproduzca y crezca un sistema justo (o injusto) de producción u oferta de servicios. El consumidor, con su elección, decide que tipo de sistema fortalece.      

Lic. Adela Álvarez                                                                                                                                                                          ECOSALUD-TUCUMÁN- ARGENTINA                                                                                                                                                                                Año 201

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