Aunque ya sabemos que del debate electoral hay que esperar de todo, siempre quedan límites que indignan. Una cosa, hasta tragicómica, es la falta de ideas, como aquella del candidato presidencial que apenas habla y que su principal proyecto de país es hacer más parques. Pero otra francamente grave y ofensiva para nosotras las mujeres, es la de los candidatos fujimoristas de querer pasar por “una política” de control de natalidad la esterilización forzada, que con absoluto racismo se aplicó a las mujeres de nuestra sierra peruana en el gobierno del ex dictador y hoy delincuente encarcelado Alberto Fujimori. Más incomprensible aún es que la perlita la repitan mujeres de esta alternativa electoral, incluso jóvenes. Muestra de hasta qué punto se puede perder la conciencia ciudadana y femenina, la propia auto estima y solidaridad de género.
El debate electoral es un laberinto interminable de voces que confunden, y los pocos quienes tienen más voz no gustan de “poner estos temas”, porque la desigualdad de voz es una más de muchas en este país donde pocos acumulan en demasía y se niega lo mínimo a la mayoría. Pero la dignidad no es cuantitativa, y las mujeres que no nos hemos degradado, levantamos la voz para decir: ¡LA ESTERILIZACIÓN FORZADA DE MUJERES, NO ES “UNA POLÍTICA”, ES UN CRÍMEN! Más cobarde y más criminal cuando se hace con racismo, contra las más débiles!
Criminal, cobarde y sobre todo cínico. Porque son casi exactamente estas mismas cómplices de la esterilidad forzada de mujeres las que repiten la frase hecha, cómoda y fácil, de “estar por la vida”, cuando se habla de aborto. Pero guardan un silencio lleno de irresponsabilidad cuando sus mentores y líderes instalan sistemas laborales en que quedar embarazada, ser madre, es casi un delito, un pecado, motivo de despido, en las Services y CAS, el abuso y la inestabilidad laboral hecha ley. No se les oye “defender la vida” cuando se fija un salario mínimo que no alcanza, ni mucho menos, para una canasta básica que dé nutrientes suficientes a la madre y su hijo, empujando a las madres a jornadas de 12 y 14 horas diarias de trabajo, desatiendo a los niños. Cuando niegan a los jóvenes pobres los métodos anti conceptivos en los servicios de salud pública, que los ricos compran sin dificultad.
Estamos hartos de este cinismo. De la agresión y los crímenes contra la mujer, del racismo, el clasismo y la impunidad con que los cometen. Porque tenemos dignidad es que podemos in-dignarnos. Y levantamos la voz, mientras llega nuestro día.
Lucía Alvites
Candidata al Congreso por Gana Perú N° 34
A la querida Eufemia, que sufrió la cobarde esterilización forzada fujimorista
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