miércoles, 17 de noviembre de 2010

La Asamblea de Iquique finalizó con éxito su primera iniciativa de construcción ciudadana con 300 participantes conosureños

Iquique - Cono Sur. Domingo 7 de noviembre de 2010. 23hs. La Primera Asamblea de Ciudadanos del Cono Sur acaba de finalizar después de tres días de intercambios ininterrumpidos, fiestas, caravanas ciudadanas y expresiones artísticas en los locales de la universidad Arturo Prat y otros lugares simbólicos de la ciudad de Iquique. Las delegaciones de participantes del Cono Sur que habían pasado los cuatro días previos por algunas de las ciudades principales de Perú, Bolivia, Argentina y el Sur de Chile se encontraron fraternalmente con una decena de invitados procedentes de Brasil, Paraguay, Ecuador, la India y Francia. Todos han emprendido ahora el camino de regreso, enarbolando la bandera de la Asamblea ciudadana y de la Integración de los pueblos y naciones de la región. El final de la Asamblea parecía convertirse en un nuevo comienzo. Las caravanas se pusieron de vuelta en marcha hacia los cuatro países del Cono Sur. La atmósfera era alegre y etérea. Podían leerse en los rostros la energía y el entusiasmo que generaron los encuentros. Los participantes intercambiaron los últimos agradecimientos y se abrazaron luego calurosamente antes de subir a los autobuses con sus delegaciones.


Iquique (re)convertida en "oasis civilizatorio y ciudadano"

El territorio cosmopolita y fronterizo de Iquique, situado en la región septentrional de Tarapacá en Chile, acogió del 5 al 7 de noviembre de 2010 a la Primera Asamblea Ciudadana del Cono Sur. Es esta misma región la que, mucho antes en su historia, recibió el mestizaje de los pueblos indígenas aymaras, quechuas y mapuches hace varios miles de años, y luego la llegada masiva de inmigrantes en el siglo XIX, inmigrantes que vinieron a dar un empuje significativo a la aventura productivista del salitre y a prefigurar la integración de las etnias y los pueblos de la región, a pesar de las drásticas condiciones de explotación de los campamentos mineros. Es ese mismo territorio de Iquique, vinculado con el resto del mundo por el Océano Pacífico, heredero de disputas marítimas y territoriales y de un desarrollo económico excluyente y desigual, que se dejó convertir en un "oasis civilizatorio y ciudadano"gracias a la llegada de 300 ciudadanos originarios del Cono Sur y de otros continentes, reunidos para vivir juntos una iniciativa de integración y construcción ciudadana.
La diversidad de los participantes ya bastaba para crear un encantamiento de colores, rostros, acentos quechuas, yuracarés, aymaras o mapuches, pero todos los participantes utilizaron el español castellano del Cono Sur durante la Asamblea. Cada delegación contó generalmente con la presencia de mujeres, de dirigentes de pueblos originarios, de universitarios, de productores rurales, de artistas, educadores, funcionarios estatales y provinciales, concejales municipales y parlamentarios, jóvenes y estudiantes, cuadros sindicales y políticos, inmigrantes, habitantes, comunicadores y periodistas. Las redes y los actores de la sociedad civil estuvieron pues mayoritariamente representados. La mayoría de entre ellos provenían de las regiones metropolitanas de cada país, pero una parte significativa también venía de las provincias del interior. Destaquemos, por último, que varios medios de comunicación habían sido movilizados en forma paralela por el equipo organizador en Chile, apoyado antes y después de la asamblea por varios participantes en contacto con medios locales.

¿Qué tipo de Cono Sur queremos construir? 

Cada época inventa su movimiento ciudadano y popular. La movilización naciente en Iquique ya no es reductible a la relación de fuerzas histórica del siglo XIX, que oponía el productivismo industrial por un lado y la emancipación de los trabajadores y de las fuerzas productivas por otro. La bandera de la Asamblea del Cono Sur, al igual que la de las otras seis asambleas ciudadanas en surgimiento en los demás continentes, es la de apropiarse de los desafíos multiformes de este comienzo de siglo XXI. La cuestión urgente es “repensar profundamente el orden establecido”, tal como lo recordaba Janela García en el plenario de apertura, con el fin de preparar colectivamente la transición hacia un Cono Sur sustentable y solidario, con justicia social y ambiental, capaz de integrar a todos sus componentes sociales y de convertirse en protagonista activo de un mundo en búsqueda de nuevas regulaciones. Ese desafío histórico ha sido formulado en una sola frase de los organizadores de la Asamblea: "¿Qué tipo de Cono Sur queremos construir?". En el plenario de apertura, Gony Sosa -coordinadora de la delegación peruana, volvió con firmeza sobre esta idea y sobre la responsabilidad de “aprender a ser ciudadano y actor de su destino”, construyendo nuevas cooperaciones más allá de las fronteras sectoriales y nacionales.


Un cóctel muy diversificado de actividades 
Los impulsores principales de la Asamblea - Alihuén, Ula y Ricardo, con el apoyo de unos diez coordinadores de talleres- habían preparado un nutrido cóctel de actividades: visitas del lugar (Escuela Santa María de Iquique, sitio de memoria de una masacre de obreros y de sus familias a comienzos del siglo XX, salitrera inscripta en el patrimonio de la Humanidad), homenajes y ceremonias (ofrenda al mar de los pueblos originarios, homenaje en memoria de Carlos Liberona - fundador de la Asamblea-, de los militantes víctimas de la dictadura chilena, del ex-presidente argentino Néstor Kirchner), talleres y plenarios, actividades festivas, deportivas y artísticas (danza, títeres, partido de fútbol, clowns, músicas, performances, serigrafía itinerante, cine, estudio de video). Sin olvidar la venida de los participantes en forma de caravanas ciudadanas en autobús desde sus lugares de origen hasta Iquique. La articulación de todas esas actividades logró generar un verdadero sentimiento de coexistencia -en el sentido fuerte y espiritual que atribuyen a esta palabra las cosmovisiones de los pueblos originarios de la región. Muchos participantes confiesan haber descubierto experiencias innovadoras, las realidades sociales y políticas de sus pares del Cono Sur y enfoques críticos inspiradores para sus acciones respectivas. Las actividades artísticas permitieron sumar risas, espiritualidad y emoción al proceso de diálogo, jugando así un papel fundamental. 
La idea de las caravanas coordinadas previo y post asamblea, idea tan genial como compleja de implementar en cuanto a la organización (las caravanas peruanas y argentinas sufrieron muchos retrasos a causa de la dificultad del itinerario y los controles migratorios en la frontera), favoreció el descubrimiento mutuo de los/as delegados/as y el diálogo con los demás, permitiendo así una toma de conciencia de la propia diversidad de las delegaciones mismas. El regreso en autobús dio la sensación de “llevarse la Asamblea a casa”: todos pudieron compartir lo que habían vivido con sus compañeros de ruta, dejar que el acontecimiento decante interiormente, seguir profundizando los debates, etc. En Iquique, las delegaciones se albergaron por lo general en cuartos colectivos arrendados o puestos a disposición por hoteles y albergues de la ciudad. Esto tuvo la ventaja de fortalecer la convivencia entre los grupos y hacer que los desplazamientos de los participantes fueran más fluidos. También hizo más compleja la coordinación de los horarios y las citas.


Siete ejes de debate como hilo conductor 
Siete ejes de debate estructuraron la Asamblea en forma de talleres temáticos o socioprofesionales, todos alimentados por breves presentaciones introductorias que apuntaban a estimular el debate:
1. Integración, poder constituyente y diálogo de saberes: ¿cómo permitir que las sociedades y las fuerzas populares construyan un poder constituyente y renueven los marcos instituidos?
2. Comunicación popular: ¿cómo desarrollar las redes de comunicación populares y alternativas en el Cono Sur y ponerlas al servicio de las comunidades?
3. Jóvenes y educación: ¿cómo promover una educación (y nuevos dispositivos educativos) favorable a la movilidad social, a la igualdad y a la inclusión social?
4. Ecología popular: ¿qué respuestas construir frente a la expansión de los proyectos energéticos, mineros y agroindustriales y a las amenazas que pesan sobre la biodiversidad y los ecosistemas naturales?
5. Mujeres: ¿cómo pueden las mujeres ser protagonistas plenas en la sociedad, y particularmente en los temas de la salud, la economía, la seguridad alimentaria y la participación política?
6. Pueblos y naciones originarios: ¿cómo permitir que los pueblos y naciones originarios construyan su autonomía y valoricen su identidad cultural sin generar por ello nuevas rupturas con las poblaciones mestizas?
7. Migrantes: ¿cómo hacer para que emerjan nuevas condiciones económicas, interculturales y ciudadanas que posibiliten la inclusión y la valorización de las poblaciones de inmigrantes de la región?

Los participantes fueron invitados a elegir un solo eje de debate por día (de una duración de 2 horas y media), con la posibilidad de permutar en los días siguientes. Los artistas, por su parte, coordinaron varios espacios artísticos fuera del tiempo de los talleres, conforme al programa de actividades, pero también de manera completamente espontánea e improvisada.


La construcción del diálogo como primer desafío 
Cada uno de los siete ejes se esforzó por coordinar un debate horizontal, apostando a la socialización de las experiencias innovadoras, de las problemáticas clave, de los obstáculos para la acción y de las propuestas de los participantes. Un equipo de unos doce facilitadores metodológicos vino para apoyar la coordinación del taller y la toma de notas durante los intercambios (a razón de 2 facilitadores por taller). La fórmula funcionó bien en algunos talleres. En otros, se sintió claramente que era más difícil de poner en práctica. La heterogeneidad de los participantes, la dificultad para instalar constantemente un diálogo incluyente entre los participantes y los coordinadores, la densidad del programa y el retraso de los horarios inicialmente previstos limitaron la fecundidad de los trabajos. Varios participantes se quedaron pues con expectativas no satisfechas en cuanto a la dinámica de los talleres y su capacidad para construir perspectivas en común. En sí misma, la Asamblea demostró que el primer desafío es el de construir un diálogo realmente innovador. Es decir la circulación viva de la palabra, de la puesta en común respetuosa y equitativa de los puntos de vista en un tiempo necesariamente fijo y limitado. Más allá de esas limitaciones, cada eje logró una expresión mínima de puntos de vista y de propuestas (incluyendo las divergencias y desacuerdos) que luego fueron restituidos durante la “corriente de intercambios plenarios” (plenario descentralizado) del segundo día, y luego sucintamente durante el plenario final. Estos testimonios fueron el cierre de la Asamblea, acompañados por la proyección de unvideo clip que mostraba un panorama global del encuentro, pero sin desembocar en conclusiones cerradas o predicativas.

La asamblea debe construirse progresiva y orgánicamente entre todos 
Por último, podemos decir que la Asamblea de Iquique logró con creces su primera iniciativa de movilización y debate en presencia de una importante diversidad de actores del Cono Sur. Los participantes dieron muestras de un alto grado de satisfacción sobre la atmósfera general, sobre la intensidad de los intercambios y la calidad de los aprendizajes que de allí se derivan. Guardemos en memoria que se trata de un salto hacia adelante dentro del proceso iniciado en 2007. La ampliación a 300 participantes, apoyada en la movilización previa de los coordinadores regionales, ha multiplicado más aún la variedad de los sujetos políticos presentes, los modos de diálogo y de construcción política, fuertemente diferenciados en la región. El desafío es tanto más grande cuanto que se trata de construir un debate constituyente e incluyente. Tal como lo decían lúcidamente José Acuña y Stella Mangione a la vuelta de Iquique: "Estamos construyendo un nuevo sujeto colectivo.La Asamblea debe construirse progresiva y orgánicamente entre todos, no hay recetas ya hechas". La Asamblea es necesariamente una aventura de aprendizaje y de largo aliento, que debe transformar sus sucesivos ensayos en aprendizajes. 
Lo que se espera a continuación de la Asamblea es claro: dar forma y restituir el abanico de propuestas y de temáticas tratadas durante la asamblea; formular un proyecto claro y estructurado; proseguir las articulaciones y la movilización a escalas territoriales y nacionales.

Buenas rutas populares y ciudadanas a todas y todos…muy calurosamente.
Gustavo y François   

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