viernes, 25 de junio de 2010

Cumbre social del MerCoSur

Documento Síntesis de Aportes Colectivos – Borrador de Trabajo
Comisión de Educación Consejo Consultivo de la Sociedad Civil- Argentina
                                           
Las Organizaciones Sociales y Populares militantes en el campo educativo consideramos que el Gobierno Argentino, con sus actuales políticas sociales, ha posibilitado la construcción continua de la esperanza también en el terreno de las políticas educativas. Una mejor alimentación, una atención más personalizada de la salud, más oportunidades laborales y viviendas dignas, el desarrollo de las cooperativas de trabajo, resultan por demás beneficiosas para las familias, particularmente para generar oportunidades para el desarrollo de las potencialidades de los niños y los jóvenes. De la misma manera, estos vientos de cambio se están haciendo oir en la Región en su conjunto.

Construir desde la educación popular y la militancia social, una plataforma colectiva de saberes, prácticas y valores comunes, consolida la posibilidad de diseñar e implementar políticas públicas en educación y en otros sectores que promuevan la inclusión social, la convivencia democrática y la organización de nuestro pueblo.
                  
Hace falta comprometernos como Estados de la Región en el desafío de educar para la organización colectiva, para planificar y llevar a la acción eso que se planifica, con horizontes de honestidad, solidaridad, lealtad y compromiso, sobre la base de la reflexión acerca de las prácticas y sus resultados. La Educación Pública debe ser Educación Popular.

La Educación Popular constituye la posibilidad que tiene un pueblo de acceder al conocimiento. El conocimiento desde una perspectiva popular supone la reserva de los saberes y las prácticas que se atesoran en la profundidad y en la cotidianeidad de los pueblos de la región, con una intencionalidad explícita de transformación de la realidad, en un proyecto de distribución más equitativa de la riqueza y del conocimiento, en dialogo con los repertorios culturales universales.

Recuperar y enriquecer nuestro idioma para la vida cotidiana; desarrollar el pensamiento crítico, creativo y argumentativo; integrar en las habilidades cognoscitivas el afecto, la emoción, la corporalidad que caracteriza a nuestros pueblos; generar habilidades propositivas, artísticas y comunicativas para el debate y la poesía, registrar la historia de la militancia y la historia marginada de hombres y mujeres que fueron y son modelos de lucha y pensamiento libertario; reconocer a quienes describen y reflexionan sobre nuestra realidad y nuestros valores; reconocer la inmensidad de nuestras pampas y montañas, sus vientos portadores de energía, ríos y espejos de agua, humedales protectores de la maravillosa fauna que comparten la vida con los pueblos; conocer nuestra música y sus instrumentos, sus creadores, las exquisitas y sugerentes figuras de nuestras danzas; la arquitectura y los materiales utilizados por los pueblos originarios; el conocimiento científico y tecnológico desarrollado en la región, desde los artesanos hasta las universidades.
El segundo aspecto que las Organizaciones Sociales y Populares pretendemos desarrollar desde nuestra practica territorial es la relación intrínseca entre la perspectiva de Derechos y las Políticas educativas. A partir del  Paradigma de Protección Integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, los niños son considerados sujetos de derecho. Esto implica reconocer su autonomía, basar las decisiones que los implican en sus visiones e intereses, incluir su opinión en las acciones en que está implicado, promover y generar espacios de participación donde ellos sean protagonistas reconociendo a la familia, la escuela y la comunidad como actores fundamentales para su desarrollo.
La efectivización de estos derechos es tanto una obligación del Estado como una responsabilidad de la sociedad toda. Cada hombre y cada mujer comparten la responsabilidad de la construcción de la realidad social. Se torna relevante entonces, confluir en los esfuerzos entre instituciones, referentes educativos, familias y niños para apuntalar nuevas modalidades de trabajo articuladas en torno a la Protección Integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Partimos de considerar que una propuesta que pretenda responder a la problemática de niños, los adolescentes, la juventud y la educación hoy, con vistas al fortalecimiento de los procesos de integración social, debe atender, necesariamente para el curso de su acción, la necesidad de consolidar el interés y la acción colectiva alrededor de dicha problemática, aspecto sobre el cual, si bien se han hecho muchos avances a partir de programas y acciones que se vieron estimulados por nuevos marcos legales, hace falta fortalecerlos y consolidarlos.
En ese contexto, en la experiencia de las Áreas Metropolitanas de las grandes ciudades argentinas, desde la década del 90 y aun antes, hubo un amplio desarrollo en la creación y sostenimiento de jardines populares, con protagonismo de organizaciones sociales y educadores comunitarios. Sus proyectos de educación popular, se fueron plasmando en espacios comunitarios utilizados para diversas actividades que tienen como protagonistas a los niños, jóvenes y familias. Lugares donde convergen la familia y la comunidad con el fin de atender no solo las necesidades de educación de los niños, si no también, las necesidades afectivas, de inclusión y de integración a una sociedad de los niños y sus familias allí donde parecía que no tenían un lugar.

Considerando que los niños son sujetos de derechos al igual que los educadores comunitarios que todos los días acompañan y sostienen la labor comunitaria, las Organizaciones Sociales y Populares sostenemos que el Estado debe asegurar los mecanismos para revalidar los saberes de los educadores comunitarios que hasta hoy han estado al frente de los Jardines Comunitarios y garantizar la calidad de la propuesta educativa que se ofrece a los niños, respetando al mismo tiempo los saberes populares, la impronta comunitaria y la historia de estas experiencias populares.

Los Estados son los garantes de la educación y, por lo tanto, la Educación Inicial  Comunitaria debe estar incorporada al Sistema Educativo Formal con financiamiento integral, en articulación con otros Ministerios del Estado. Esta incorporación debe asumir la identidad que estas experiencias pudieron construir en la resistencia al modelo neoliberal de exclusión e injusta distribución de bienes y saberes.

Los Jardines Comunitarios, valorados y legitimados por sus comunidades, se han ocupado de hacer efectivo el derecho a la educación de los niños más pobres, allí donde los Estados no habían podido dar una respuesta adecuada acorde con la demanda  demográfica. Desde la lucha cotidiana en los territorios más postergados, han inspirado la construcción de propuestas pedagógicas populares y su integración al Sistema Educativo Formal

La educación inicial abarca desde los 0 a los 5 años y constituye un espacio de oportunidades muy significativo para el desarrollo intelectual, afectivo y social de los niños, como así también en relación a la ampliación de sus repertorios culturales. La región debe asumir e impulsar la universalización de la educación inicial con un perspectiva popular y comunitaria, a través de políticas públicas que atiendan a la integralidad para reparar la ausencia del Estado neoliberal, que afectó especialmente a los sectores mas postergados de la sociedad.   

En tercer lugar, las Organizaciones Sociales y Populares consideramos que las necesidades de alfabetización de los ciudadanos que no han tenido la oportunidad de aprender a leer y escribir, deben ser cubiertas con recursos de calidad a través de múltiples estrategias metodológicas, sobre la base de contenidos significativos para quienes asisten, que les permitan leer la realidad y los caminos para su integración social, en un marco de organización y participación popular.

La exclusión que han sufrido hombres y mujeres a causa de la falta de políticas públicas de protección a las familias, los trabajadores urbanos y rurales, los jóvenes, los desocupados, los pueblos originarios, la falta de políticas sociales para la atención de la alimentación y la vivienda, ignoraron el derecho de niños y adultos a acceder a los conocimientos iniciales para su dignificación y libertad. Son muchos los compañeros y compañeras que han cargado sobre sus espaldas el estigma del fracaso que representa no haber ido a la escuela. Fracaso de algunos responsables políticos que han descargado sobre los sectores populares la discriminación mas inhumana que se puede hacer a un ciudadano: negarle la posibilidad del conocimiento y de la ampliación de los repertorios culturales.

Por ello, la alfabetización no es ni el inicio ni el fin de un camino. Es un aspecto en la integralidad de la historia de participación ciudadana, desde la cual debe reconocer y situar un antes, un durante y un después en el camino de cada persona y del conjunto del pueblo. La educación y la formación continua y de calidad para todos es un derecho humano.

Por último, la inclusión laboral es parte de un continuo que tiene vinculación directa con el modelo productivo, las economías regionales y locales, la inclusión social, la organización sindical de los trabajadores, la protección familiar, el derecho a la salud integral, a una jubilación digna. Esta inclusión laboral está sostenida por valores, y en el tiempo, por las leyes de la democracia. Los sistemas rurales o industriales, los sistemas de servicios, todos los sistemas productivos requieren conocimientos y habilidades técnicas y sociales que la educación debe atender para que todas las personas y particularmente aquellas con necesidades especiales tengan la posibilidad de tener un trabajo.

Las Organizaciones Sociales y Populares consideramos que la Escuela Técnica tradicional, los Centros de Formación Profesional y los Talleres Protegidos deben revisar su paradigma educativo taylorista y crear otras estructuras educativas mas dinámicas y horizontales, mas flexibles, cuya centralidad podría ser el trabajo cooperativo y en equipo. Esos espacios pedagógicos, pueden proveer esas capacidades que, de no tenerlas, tornan dificultosa la incorporación a los circuitos de trabajo. 

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